Por Russy Millán (@millanrussy)
Gracias a la publicación del Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023 (MFMP de 2023), quedaron expuestas algunas de las argucias económicas que promulgó el ex ministro de hacienda, José Antonio Ocampo.
Con la articulación del Plan Financiero de 2023, Ocampo trazó metas ambiciosas que pretendían endulzar el oído de la opinión pública y, sobre todo, del mercado; sin embargo, sus intenciones no serían más que palabras, pues las expectativas macroeconómicas realistas no gozan de su mismo positivismo.
Un mayor déficit fiscal proyectado
En el Plan Financiero de 2023, Ocampo proyectaba un déficit fiscal del 3,8% del PIB; cifra que se ganó varios titulares de prensa, resaltando el compromiso fiscal del Gobierno.
Proponernos metas ambiciosas no tiene por qué ser algo polémico; lo que sí, es sustentar dichas metas en supuestos idealistas, que no soportarían ningún análisis serio. Es por lo anterior que el nuevo ministro de hacienda, Ricardo Bonilla, observando con más seriedad las cuentas nacionales, descartó varias de las proyecciones fantasiosas de Ocampo. En el MFMP23, el déficit fiscal proyectado sube del 3,8% al 4,3% del PIB para el año 2023:
Véase, además, que el déficit fiscal de 2024 se incrementará del 4,3% al 4,5% del PIB, es decir, la senda de reducción del déficit fiscal, iniciada en 2021, se verá interrumpida en 2024. Esto sería así, principalmente, por el incremento significativo del gasto público del Gobierno Petro, según el MFMP23:
“En contraste, el principal componente que presionaría el deterioro del déficit fiscal corresponde al incremento significativo del gasto primario sin FEPC, que apalancaría la financiación de los programas del plan de Gobierno y las inflexibilidades del gasto de funcionamiento destinadas al gasto social. De igual manera, se prevé una disminución en los ingresos petroleros, fruto de la finalización del ciclo de precios altos y su convergencia hacia su nivel de largo plazo” (MFMP, 2023).
Así, pues, esto no nos dice otra cosa más que el Gobierno Petro ha incrementado el gasto primario, con lo cual, se impulsaría el déficit fiscal desde uno de los dos lados del balance: los gastos. Pero, ¿y qué hay sobre el otro lado, los ingresos?
Menores ingresos petroleros y tributarios
Ocampo proyectó un precio promedio del barril de petróleo Brent en $94,2 USD para 2023, a sabiendas de que, para este año, el crecimiento económico mundial y, por tanto, la demanda mundial, sufriría un duro golpe como consecuencia del incremento de las tasas de interés de los principales bancos centrales, en la lucha contra la inflación.
Si el precio del petróleo se eleva, los ingresos de la Nación por este concepto también lo harán, con lo cual, se podría reducir mucho más el déficit fiscal, al disponer de un mayor músculo presupuestal para hacer frente a los gastos. Pero, como ya lo mencioné, no es riguroso esperar un alto precio del petróleo en la coyuntura actual. Y en esto nos da la razón Bonilla, pues ahora se espera $78,6 USD por barril de petróleo:
Con una visión un poco más aterrizada, la proyección de Ocampo vendría a ser un brindis al sol. La diferencia de $15,6 USD sería la gran brecha entre ambas metas de déficit fiscal. Pero esto no termina aquí, dado que los ingresos tributarios también fueron revisados a la baja. Los ingresos tributarios proyectados por Ocampo para 2023, se estimaron en $280,7 billones COP, pero fueron revisados a la baja, hasta $274,2 billones COP en el MFMP de 2023. La reforma tributaria que, en principio, entregaría un recaudo de $20,3 billones COP, ahora sólo nos proporcionará 17,5 billones COP, erosionando, así, el optimismo con que el se trazaron objetivos pretenciosos.
Agrupadas en la siguiente tabla, se encontrarán las proyecciones de Ocampo y Bonilla mencionadas aquí, con sus respectivas diferencias: