Por Julio César Iglesias, CFA
Parte de la fortaleza política que hoy demuestran los sectores de extrema izquierda en Colombia, tienen que ver con un relato ideológico que nos cuenta que vivimos en un infierno en la tierra, que Colombia es una sociedad fallida, que no ha alcanzado ningún logro ni avance durante las últimas décadas, y que hoy nos hundimos en la peor de las crisis de nuestra historia.
Como es evidente, este relato de catástrofe y fracaso, no tiene otro propósito que el de hacer viable una auténtica «revolución», aunque distinta de las que solían impulsar en el pasado, con rifles, morteros y masacres, sí comparte un propósito común: el de transformar el modelo económico y político del país.
Si en nada se ha avanzado en Colombia, si vivimos en uno de los países más miserables del planeta, si somos un fracaso absoluto en todas las dimensiones, no queda otro camino distinto al de dinamitar las instituciones que hay para crear unas nuevas desde las cenizas.
Al final, bajo esta lógica y parafraseando a Karl Marx, los colombianos no tienen nada qué perder, únicamente las cadenas.
Cuando se mira un poco más lejos que las obviedades y los lugares comunes, encontramos que en diversos aspectos es hoy Colombia un país más próspero, desarrollado y que ofrece mayor bienestar social a sus ciudadanos, con respecto a lo que era hace dos o tres décadas.
Por supuesto, lo anterior no significa que se hayan resuelto todos los problemas. Seguimos siendo un país relativamente pobre, agobiado por fenómenos como la violencia y la inseguridad alimentaria.
Pero esos retos por delante no pueden traducirse en una excusa para demoler las instituciones que han hecho posibles los avances, hacerlo implicaría iniciar un viaje a un pasado más oscuro y precario.
A continuación, presento cinco datos que desafían la visión sombría sobre el desarrollo de Colombia que ha sido usada como Caballo de Troya para proponer ideas extremistas, descabelladas, como soluciones mágicas a los problemas que tenemos – y a algunos otros que se han inventado-.
1. Cobertura del sistema de salud
Las quejas, la mayoría legítimas, en contra del servicio de salud en Colombia, han servido para promover la idea de que nuestro sistema sanitario no ha avanzado, que al contrario, se ha deteriorado y empeorado a lo largo de los años.
No obstante, a la luz de la evidencia y los datos, todo indica que estamos muy cerca de lograr la cobertura universal, es decir, que todos los colombianos tengan acceso al sistema de salud. Hace 30 años, menos del 30% de los colombianos tenían cobertura de un seguro médico, para 2020, casi el 98% tienen acceso al sistema, bien en modalidad contributiva o subsidiada.
2. Mortalidad infantil
Sin duda es una de las métricas más elocuentes en torno al avance del sistema de salud, pero también de las mejoras en las condiciones de vida de millones de colombianos.
Mientras en los años 80, casi el 4% de los nacidos vivos se morían antes de los cinco años de edad, hoy ese porcentaje apenas llega al 1,42%, menos de la mitad. Esto significa que millones de niños han tenido la oportunidad de vivir gracias a los avances que ha vivido Colombia en las últimas décadas.
Podrían decirnos que lo mismo ha ocurrido en el resto del mundo, y por tanto, no tenemos ningún mérito. Mentira. En Venezuela, donde, precisamente, pudieron efectuar unos «cambios» muy similares a los que hoy nos plantea la extrema izquierda colombiana, la tendencia sufrió un quiebre: hoy muere un mayor porcentaje de niños antes de cumplir cinco años que hace una década.
3. Tasa de homicidios
Durante las últimas décadas, y a pesar de las enormes dificultades que enfrentamos en este ámbito, han ocurrido mejoras ostensibles en el campo de la seguridad. Mientras en los años 90, la tasa de homicidios llegó a superar los sesenta por cada cien mil habitantes, durante los últimos años esta cifra se ha estabilizado en torno a 25.
4. Producción Agrícola
Contrario a la percepción generalizada, la producción agrícola se ha duplicado en términos de valor durante las últimas dos décadas.
5. Avances en nutrición
De acuerdo a la FAO, en el período 2004-2006, casi 10% de los colombianos estaban subalimentados, mientras que en el último período evaluado, 2016-2018, esa cifra se redujo casi a la mitad, a 4,8%.
Aunque, por supuesto, sigue siendo un porcentaje muy alto, la realidad es que contrario al relato extremista que nos pretende convencer que hoy vivimos una hambruna sin precedentes en el país, la realidad es que también en esta materia hay avances evidentes como lo certifica la autoridad mundial de alimentos (FAO).