Redacción Invelat
Superando por un buen margen las expectativas de los analistas, el DANE reveló el dato de inflación, medida por variación del IPC, correspondiente a julio.
0,32% crecieron los precios durante este mes, lo que significa que durante el último año llegó al 3,97%.
Esta noticia no solo cae mal en el sector financiero, que esperaba, de acuerdo a la encuesta de expectativas del Banrep, una variación marginal de apenas el 0,04%, sino que confirma que los estragos del Paro Nacional, desarrollado durante mayo y junio, se han extendido en el tiempo y siguen golpeando el bolsillo de los consumidores, sobre todo de aquellos con menos ingresos.
1. Los alimentos presionaron al alza
La inflación anualizada, que alcanzó niveles que no se veían desde diciembre de 2017, se vio influenciada por un fuerte repunte de los precios de los alimentos.
Como fue evidente en el Paro Nacional, justamente fue el sector logístico y de distribución de alimentos el más afectado por los bloqueos y cierres de carreteras, que ocurrieron con especial intensidad en departamentos como Cauca, Valle, Nariño y Cundinamarca, todos importantes zonas de producción agrícola y agroindustrial.
De ahí que no sorprenda que la inflación anualizada de los alimentos haya alcanzado el 9,81%, contribuyendo con 1,56% de la inflación total del último año, siendo el rubro de gasto que más ha sumado en el incremento del costo de vida.
Lo paradójico del asunto es que los impulsores de las movilizaciones afirmaron estar en las calles defendiendo al «pueblo» y sus intereses, por desgracia y a la luz de los datos, los más perjudicados terminaron siendo los más pobres, pues las canastas de consumo de las familias de menores ingresos se ven especialmente perjudicadas por incrementos en los precios de los alimentos dado que una mayor proporción de su consumo se concentra en este tipo de productos.
2. Los del Paro tienen huevo
Y si no es suficiente el argumento de que el repunte inflacionario ha estado principalmente impulsado por los alimentos, y por tanto ha afectado con mayor intensidad a las familias más pobres, basta con analizar otro dato que publicó el Dane en su informe mensual relacionado con los huevos.
En 31,26%, en promedio, se incrementó el precio de los huevos, durante durante el último año, de acuerdo al informe que presentó el DANE. Y un 4,22% solo durante julio.
Y es que justo este renglón de la canasta familiar sufrió un shock de oferta gravísimo durante el paro. Fenavi, el gremio de productores avícolas, alertó durante el Paro que el desabastecimiento de huevo podría llegar hasta el 40% en varias regiones del país y que decenas de millones de huevos se habrían perdido ante la imposibilidad de transportarlos hacia las ciudades.
La caída de los inventarios, que habrían sostenido los precios durante mayo y junio, así como la perdida en capacidad de producción de varias de las avícolas más grandes del país, habrían desencadenado el fuerte repunte.
Algo similar ocurrió con los precios del pollo, cuya escasez también está relacionada con las masivas muertes de animales debido a las dificultades logísticas ocasionadas por los bloqueos.
De nuevo, los más perjudicados con el incremento en el precio del huevo y el pollo son los más pobres, teniendo en cuenta que es la proteína animal, en proporción, más demanda por las familias de menos ingresos.
3. ¡Gracias muchachos! Más pobreza y más desigualdad
Y finalmente, si todavía no nos compra el argumento de que los pobres fueron los más afectados por el Paro Nacional, basta revisar el IPC por niveles de ingreso que calcula el DANE.
Desde Mayo venía mostrando cómo la estructura de los incrementos en la inflación (concentrada en alimentos) golpeaba con mayor fuerza a las familias pobres y vulnerables.
Efecto que es más claro en la gráfica anualizada del indicador, según la cual mientras una familia de ingresos altos está expuesta a una inflación del 3,01%, las familias vulnerables y pobres tuvieron incrementos mayores, de 4,48 y 4,68%, respectivamente.
En la gráfica es claro como desde mayo se presentó un mayor desacople entre la inflación «para pobres y ricos». Las razones son claras: Los luchadores por la «justicia social», a la luz de los datos, ampliaron la brecha.
De forma que el resultado del Paro, en contravía de sus supuestos objetivos, no solo fue un empobrecimiento de todos los colombianos vía escalamiento inflacionario sino un aumento de la desigualdad por cuanto los precios golpearon con más intensidad a los más vulnerables.