Redacción Invelat
Los trinos del profesor Erick Behar se han convertido en clásicos, al menos para los que seguimos temas relacionados con la economía y la política en Twitter; sus denuncias de «los fraudes», con diploma y todo, cuando algún impertinente comete una aberración intelectual, no solo producen risa sino también miedo, ¿Cuándo llegará la hora de que el ‘profe’ nos gradúe de farsantes?
En contravía de lo que recomienda la ortodoxia, al profesor le ha tocado prender la impresora de diplomas en turnos de 24 horas, cualquiera lo confundiría con un seguidor de la MMT o con un asesor económico de Petro. Pero no, para seguirle el ritmo a la epidemia de falacias, ha tenido que redoblar esfuerzos y hacer grados masivos de ‘tuiteros’, analistas y opinadores fraudulentos.
De ahí que el lanzamiento de su libro, «Perdido en Legalandia«, haya generado tanta atención y curiosidad entre sus habituales lectores y, contrario a lo que uno podía esperar de un economista, experto en innovación y en eficiencia estatal, no se trata de un ensayo sino de una novela.
«He escrito muchos poemas y cuentos por años, los tengo guardados, no me había atrevido a publicarlos. Soy un autor de no-ficción y sentía que la narrativa no hacía parte de mi identidad», le explicó a Invelat el profesor.
Pero al final se animó y nos regaló una obra, que inevitablemente hace pensar en Kakfa y en el «El Proceso», pero que retrata unos rituales burocráticos tan absurdos como colombianos, contra los que todos hemos tenido que batallar alguna vez.
Conversamos con él sobre su libro y sus conocidos «Diplomas de Fraude Intelectual».
Invelat. ¿Qué se encuentra uno cuando lee «Perdido en Legalandia»?
Erick Behar. Es la historia de Juan Núñez, un habitante de «Legalandia» y profesor de innovación de la Universidad de San Marino. Es una persona, digámoslo así, muy «esperanzadora» y, a la vez muy esperanzada en sí mismo. Alguien que le da esperanza a los demás, y al mismo tiempo trata de convencerse a sí mismo que no todo está tan mal.
Él es un ser tragicómico, como lo veían los griegos, porque en él se materializa una tragedia de un país que él no logra descifrar, y al no poder descifrar el país, él tampoco se logra descifrar a sí mismo.
Y es también un emprendedor. Un emprendedor también dentro del Estado, no el emprendedor que se trata de «tumbar» la plata, sino un «intraprendedor«, que es esa persona que tiene un espíritu emprendedor no necesariamente para montar su propia empresa, sino para hacer mejor las cosas, los procesos más fáciles.
Juan realmente es un personaje que está en la idea de innovar en donde esté, no importa dónde, así sea de caficultor, de emprendedor o intentando hacer algo en el instituto donde trabaja en «Bacatá», que es la ciudad donde vive.
Invelat. Hablemos de un tema que le he visto discutir en redes y es el papel de las «ías» (procuraduría, contraloría, fiscalía) y su interacción con la corrupción.
E.B. Si usted se pone a mirar el sistema alemán, el mismo sistema francés, es muy curioso que uno no se encuentra cosas como la Procuraduría. De hecho, si uno le pregunta, digamos, a cinco mil colombianos tomados al azar, cuál es la diferencia entre la procuraduría general, las procuradurías regionales, las personerías, las contralorías… ¿Cuál es la diferencia? seguramente le van a responder que todas pelean contra la corrupción, ¿pero cómo? No hay claridad.
En la historia, precisamente, Juan se encuentra en una pollería, ‘El Pollo arisco’, a la que él va regularmente a comer y ahí se reúnen unas personas que están organizando una «consulta anticorrupción». Cuando le preguntan a él si va a apoyar la consulta, Juan les cuestiona sobre los mecanismos o los instrumentos con los que piensan combatir la corrupción y ellos le contestan que «eso no importa».
Después comienzan a insultarlo y a gritarle «corrupto» porque él les pregunta si esos métodos que tenían para combatir la corrupción, que obviamente son más sanciones, realmente iban a ayudar, y parecía que no.
Yo siempre lo he dicho, la corrupción se combate cruzando referencias financieras, con referencias personales, ‘follow the money’, de hecho la Dian lo hace muy bien.
Pero acá llegan unos auditores a las entidades públicas y tienen que cumplir cuotas. Entonces imagínese que a usted lo contratan por auditar y en dos años no ha encontrado nada. ¿La arquitectura de incentivos cuál es? Que tienen que encontrar cualquier cosa.
Invelat. Por último, cuénteme de dónde salieron los diplomas de ‘Fraude Intelectual’ y cuál es el tipo de fraude que más le ha tocado entregar
Un día le dije a mi esposa, viendo alguna barbaridad que alguien había escrito, ¿qué tal si sacamos un certificado?, con tanto ‘fraude’ que hay en Twitter. Algo parecido al diploma del «Tuitazo». Entonces le dije a Claudia Parody Mallory (@ParodyMallory), que es una súper diseñadora, y le encantó la idea. Entonces sacamos el primer diploma y, luego, cuando se puso interesante la cosa, sacamos los otros cuatro.
Y en Colombia el ‘fraude’ principal es el de la Falacia Narrativa, que es similar al Sesgo de Representatividad. Consiste en que usted, por ejemplo, ve una basura verde y generaliza, asume que todas las basuras son verdes. Entonces intentamos acomodar cualquier hecho que vemos o que ocurre con las creencias o sesgos que nosotros ya teníamos. Eso es muy frecuente en Twitter.
En este link puede comprar el libro ‘Perdido en Legalandia’ del profesor Erick Behar Villegas.