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Petro, el petróleo y el arte de inventarse triunfos

Por Russy Millán

Pese a haber afirmado, una y otra vez, que es urgente descarbonizar la economía, so pena del final de la especie humana, el primer mandatario ha sacado pecho de unos datos de inversión extranjera directa (IED) que ha llegado, especialmente, al sector petrolero.

A primera vista, cuando nos dicen que la inversión extranjera directa (IED) se ha incrementado,
nos hacemos la idea de que han llegado millones de dólares hacia diversos sectores de la
economía nacional, como señal de confianza en el Gobierno.

Precisamente esto último, la confianza en el Gobierno, ha resultado en un objetivo indispensable para el Presidente Gustavo Petro, de la misma manera en la que lo haría cualquier otro indicador que sea funcional para rechazar la hipótesis de que los mercados le temen a la nueva administración.

La llegada de mayor IED pretende, desde la visión del Gobierno, demostrar que este no suscita incertidumbre alguna en el mercado, pero la forma en la que se han presentado ciertas cifras esconde una realidad que pone en cuestión no solamente a sus principios ecologistas, sino también a la confianza que le urge presumir.

De acuerdo con el Banco de la República (2023), la IED se incrementó 12,3% anual en abril de

Desmaquillando a las Cifras de IED

De acuerdo con el Banco de la República (2023), la IED se incrementó 12,3% anual en abril de 2023. Para abril de 2022, llegaron $1.737 millones de dólares en IED, mientras que, para abril de 2023, llegaron $1.951 millones de dólares. Es cierto, pues, que la IED ha crecido un poco en términos anuales y que siempre es bienvenida en el país. Pero, ahora vayamos un poco más allá y analicemos su composición en dos grandes grupos.

La anterior gráfica es reveladora, pues expone dos hechos que antes no se apreciaban:

  • La IED en el resto de sectores cayó 70,4% anual para el mismo mes.
  • El 88,2% de la IED de abril de 2023 ingresó al sector Petrolero y Minero.

Quien hasta hace unos meses asemejaba a la cocaína con el petróleo y el carbón, hoy le es útil, como propaganda política, el crecimiento de la IED en el sector Petrolero y Minero. Y es que suena atractivo decir que la inversión extranjera creció, pero sin dar demasiados detalles sobre aquello, porque darlos sería pisar públicamente los principios sobre los cuales se construyó una imagen de salvador del mundo (frente al cambio climático).

¿Tan mal ha de estar de logros el Gobierno, que se ve forzado a celebrar la dependencia de IED de la economía extractiva? Preguntarlo es conveniente, porque para nadie es un secreto que Gustavo Petro anhela el reconocimiento internacional como abanderado de la lucha contra el cambio climático; de ahí su insistencia por llevar a cabo algunas políticas públicas que no obedecen a la racionalidad, como acelerar la transición energética de manera irresponsable, llegando incluso a manipular las cifras de reservas probadas.

Además de la crítica hacia sus dudosos principios, es preciso decir que la IED en Petróleo y Minería está influenciada por el precio del petróleo (Buitrago y Cortés, 2019) y no por la confianza directa en el Gobierno de turno, con lo cual, tomar a las anteriores cifras como sinónimo de confianza es, cuando menos, engañoso:

“La evaluación del impacto en los precios del petróleo sobre el crecimiento económico inicia aceptando que existe una relación la cual puede ser directa entre los precios del petróleo y el crecimiento agregado e indirectamente con otras variables macroeconómicas como lo son la balanza comercial, situación fiscal y la tasa de cambio. En cuanto a la Inversión extranjera directa, se acepta también una relación directa con la variable precio del petróleo” (Buitrago y Cortés, 2019).

Pero esta no es la única crítica posible, ya que la IED, en el resto de los sectores económicos, se ha
desplomado 70,4% anual. Si despojamos al total de la IED de la influencia global que determina el
precio del petróleo, hallamos que esta se ha contraído fuertemente, y con ello no cabría afirmar,
de ninguna manera, que existe confianza en los mercados –todo lo contrario–. A lo anterior,
podríamos añadir el comportamiento observado de la inversión extranjera de portafolio en lo que
va del año 2023, la cual no volvió a ser mencionada por el Gobierno (y aquí la razón):

La inversión extranjera de portafolio ha presentado continuas reducciones en su flujo desde febrero de 2023. Estas reducciones implican la existencia de incertidumbre local en el corto plazo, pues recordemos que este tipo de inversión, a diferencia de la inversión extranjera directa, es más volátil frente a los cambios políticos, sociales y económicos del país receptor. Si sumamos los flujos hasta abril de 2023, tenemos que ha habido una reducción de $856 millones de dólares en lo corrido de 2023, yendo en contra del relato oficialista y sesgado que se vende desde la Presidencia de la República.

Así pues, la forma en la que el Gobierno Petro ha presentado las cifras de inversión extranjera no
es más que un mal intento por levantar su credibilidad. La ausencia de logros relevantes, junto a
su menguante capacidad operativa
, lo convierten en un personaje encerrado en su propia
realidad, que de vez en cuando se apropia de logros ajenos, y otras veces, se los inventa.