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¿Cómo esquivar la ruina si gana Petro?

Por Julio César Iglesias, CFA

A mi abuela le encantaba ver un culebrón en las tardes, que me tocaba soportar porque el suyo era el único televisor que había en mi casa y, lo más importante, porque era mucho mejor que hacer tareas.

La protagonista era una señora, digámosle Carlota, casada con un ejecutivo. Ella comenzó a sospechar que su esposo tenía una aventura. Lo primero fueron las llegadas tarde, luego una camisa con olor a pachulí, después el recibo arrugado de una cena romántica. Tanto sufría la pobre que contrató a un detective que le entregó la prueba reina: las fotos de su marido besuqueando a la secretaria voluptuosa.

Pero Carlota no se animó a encararlo. Prefirió callar y fingir que todo estaba bien. La alternativa era aterradora; perder las tarjetas de crédito y la acción del club era un escenario mucho peor que soportar los “cachos” y esperar resignada a que se cansara algún día de su amante.

Pero, por más que intentó cerrar los ojos, a Carlota le tocó enfrentar la realidad cuando el sujeto armó una maleta y se fue de la casa. Se quedó sin tarjetas, ni club, ni marido. Con un buen abogado la dejó en la calle, en la ruina y destrozada.

Y me acuerdo del culebrón porque la actitud de Carlota es la misma que están asumiendo millones de colombianos por estos días al negarse a enfrentar la realidad, al cerrar los ojos a lo que ya es evidente: el amplio favorito para ser el próximo presidente de Colombia es Gustavo Petro.

Igual que Carlota, están haciendo lo posible para no ver lo obvio: una presidencia de un radical de izquierda es el escenario más probable en 2022. Y negamos esa realidad porque, como le pasaba a Carlota, es muy doloroso enfrentar sus consecuencias. Tenemos miedo de abrir los ojos.

Estoy lejos de creerme Nostradamus: por supuesto que el triunfo de Petro no es seguro y tampoco inevitable; si bien es obvia su fortaleza electoral, su nombre sigue generando temores en amplios sectores de la sociedad. Sin embargo, creer de forma ciega que su derrota se repetirá necesariamente en 2022 y que no hay posibilidad de que ascienda al poder, y por tanto no prepararse para esta eventualidad, es un error que puede salirnos muy caro.

La debacle que ocurriría en el país si Petro consigue aplicar de forma íntegra sus propuestas económicas sería de proporciones venezolanas. Millones de vidas destrozadas, quiebras masivas, familias huyendo del país. La ruina.

Es normal que quienes entienden lo nefasto del proyecto petrista acudan al optimismo para creer que no existe posibilidad de que esto ocurra. “En Colombia nunca va a ganar la izquierda porque es un país muy godo”, me dijo un amigo hace poco, como si el pasado nos dijera exactamente lo que puede o no ocurrir en el futuro, o como si las generaciones más jóvenes se parecieran a las de nuestros padres o abuelos.

Vivimos bajo la ilusión de que podemos predecir el futuro mirando lo que ocurrió en el pasado. Como la extrema izquierda nunca ha llegado al poder en Colombia, esta vez tampoco podrá hacerlo, pensamos. Intuimos que como Petro perdió en 2018, esta vez tiene que ser igual.

Malas noticias. A Carlota no le sirvió de nada fingir que tenía a un santo por marido; a nosotros tampoco nos servirá pretender que Petro no puede ganar.

“Esperar lo mejor, prepararse para lo peor”, afirma un adagio inglés que resume el espíritu de este libro. Aunque confío en la madurez de la sociedad colombiana para rechazar un proyecto que coquetea con el socialismo, y por tanto con el empobrecimiento del país, más nos vale estar listos para perder.


Este artículo es un fragmento de «¿Y si gana Petro?», Un Manual de Superviviencia para la Colombia «Humana». Puedes leer el primer capítulo en este enlace: https://invelat.com/si-gana-petro/